

7 de enero de 2016. Quizás muchos pensarán que para hablar del consumismo en Venezuela solo tendríamos que remontarnos a algunos pocos años atrás, pero la verdad es que en el ADN de nuestra sociedad siempre ha existido un gen de consumir sin medir las
consecuencias o incluso sin priorizar.
La verdad es que, a pesar de que el venezolano viva en una eterna crisis económica (con algunos años buenos y otros peores), siempre existe una excusa para comprar cosas que quizás no necesitamos o que en nuestra lista de prioridades debería conseguirse como de última necesidad. Ya sea por vanidad o por comodidad, si hay algo que identifica a nuestra sociedad es que siempre queremos tener y ser los mejores, a pesar de que a veces nuestros esfuerzos no sean exagerados.
Es curioso, por ejemplo, ver cómo la gente en este país puede llegar a vivir en un ranchito y aun así tener una antena de Direct TV, un teléfono inteligente y muchos otros lujos que para obtenerlos primero deberían tener un hogar decente donde vivir, servicios básicos cubiertos, seguridad, un trabajo estable, y muchas otras cosas de las que carecen. Claro, muchos pensarán que “qué increíble este país donde hasta la gente de clase baja tiene poder adquisitivo para este tipo de lujos”, pero eso es solo una cortina detrás de lo que realmente esconden todas esas ostentaciones. Una persona de clase baja, en un país normal, debería tener la posibilidad de encontrar un trabajo con un sueldo mínimo que le alcance para vivir en un lugar decente y cubrir sus necesidades básicas, para de esta manera ir poco a poco escalando y poder entonces obtener, con su esfuerzo, todos estos “lujos”.
Pero más allá de una crisis política y económica, Venezuela es un país que incluso desde el descubrimiento de América se ha visto influenciado tanto por la cultura europea como la norteamericana, y es que a pesar de que quizás veamos a Estados Unidos como la cuna del consumismo, el resto del mundo no se queda atrás. Hoy en día vivimos en una cultura global, en donde la mayoría de los países del mundo, desde los más pobres hasta los más ricos, cuentan con cadenas de comida como McDonald’s, Burger King, Subway, entre otras. Además, el tema de los medios es una cuestión bien importante, por ejemplo, la mayoría de los días festivos (el día de los enamorados o Halloween, e incluso navidad) son fechas que en definitiva se prestan para consumir hasta morir, envueltas en un montón de detalles y costumbres que nos son prácticamente impuestas por los medios de comunicación masivos y que de una u otra manera se han convertido en tradiciones para nosotros, llueva, truene o relampaguee.
El economista Ángel Alayón, en un artículo de su página Prodavinci: "Economia y negocios, el consumismo, la guerra economica y sus consecuencias", explica que hoy en día el consumismo en nuestro país, más allá de ser parte de nuestro ADN, es la única manera (según los economistas) de “hacer valer nuestro dinero”. Porque lo que hoy vale 1.500 bsf. mañana podría duplicar e incluso triplicar su precio. Alayón introduce dos términos que me parecen bastante interesantes para explicar el comportamiento del venezolano: y es que con esta economía tendemos a ser “ahoristas”, en vez de “ahorristas”. Esto quiere decir que mientras más rápido y más compres, mejor. No vale la pena quedarse esperando a necesitar algo, porque no sabemos si lo que tenemos hoy en nuestra cuenta de banco servirá para comprar lo que posiblemente necesitemos en un mes.
Fuentes:
Alayón, Angel. (2013). El consumismo y la guerra económica. Prodavinci. Caracas, VE. Recuperado de: http://prodavinci.com/2013/11/25/economia-y-negocios/el-consumismo-la-guerra-economica-y-sus-consecuencias-por-angel-alayon/


